¿Es envidia o son celos?


En el mundo de la psicoterapia distinguimos entre envidia y celos.

Como lector(a), pon atención en la energía dentro de tu propio cuerpo y compara cömo te sientes con cada uno de los ejemplos siguientes:
Se considera envidia cuando tú tienes algo que a mí me gusta y yo también quisiera tener esa característica ó logro. Pienso que es perfectamente acceptable que digamos algo así:

  • ¡Me parece fantástico el que hayas recibido tu diploma!
  • Me da envidia; Yo también quisiera lograr eso!”
  • “Envidio tus zapatos; se ven tan bonitos y cómodos.”
  • Me puedes decir dónde los compraste para que yo también pueda tener un par?”

Esta manera de pensar y relacionarnos con los demás nos puede acercar el uno al otro.

A comparación, los celos forman paredes entre nosotros, nos separan. Por ejemplo:

  • “Mira qué flaca se ha puesto esa mujer. Yo no me quiero matar de hambre como ella. ¡Está loca!!”
  • “¡Me muero de celos! Me hubiera gustado que hubiera sido yo la que se ganara esas vacaciones. Aquella no se las merece…”

Cuando sentimos envidia por algo o alguien, los convertimos automáticamente en nuestros mentores: se vuelven nuestros modelos.

Si queremos lograr metas similares a las que ellos han alcanzado ó vivir de manera parecida a como ellos lo hacen, nos sentiremos inspirados a trabajar duro para alcanzar esas metas. Ese sueño estimulará nuestro crecimiento personal y quizá nos volveremos aún mejores personas.

Es possible que durante este proceso encontremos maneras de cambiar patrones de conducta que ya no nos sirven y desarrollar nuevos. En estos casos, envidia puede actuar como catalizador de nuestro sentido de logro:
“¡Yo también puedo lograr esto. Yo también puedo llegar allá!”

Al pensar y sentir de esta manera, podemos crear grupos, podemos colaborar, forjando así un sentido de comunidad y pertenencia.

Por otro lado, los celos son de una energía obscura y negativa. Son generados por una sensación profunda de inadecuación. Vemos a nuestro vecino, observamos a nuestros colegas, conocidos, miembros de familia y nos comparamos con ellos de una manera acomplejada. Pensamos que ellos son mejores que nosotros ó que tienen algo mejor que nosotros.

Esto nos encajona en el papel de ‘víctimas’ que dice: “Yo no soy tan bueno(a) como él ó ella. Yo seguro no puedo hacer eso”. Nos abruma un sentimiento de verguenza. Consecuentemente no queremos sentir el dolor que la verguenza nos causa y por eso preferimos que esas personas ó esos logros no existan y mucho menos cerca de nosotros. Podemos llegar al punto donde generemos pensamientos diabólicos y hasta deseemos algo desafortunado, ya que si eso sucede, no tenemos que ser testigos de sus éxitos.

Según las enseñanzas del Dr. Alexandre Lowen, quien desarrolló el analísis psicológico Bioenergético, han sido mi experiencia y mis observaciones que: cuando nos sentimos celosos, nuestros cuerpos se contraen: tendemos a fruncir el ceño, a empuñar las manos; la circulación de la sangre disminuye por todo el tejido incluyendo el cerebro; y la eficiencia del sistema límbico declina, por lo tanto la limpieza interior del cuerpo disminuye y el nivel de toxinas incrementa. Poco a poquito nos vamos auto-destruyendo.

Al hacer ésto, también destruímos nuestras relaciones. Descriminando gente creamos intrigas y chivos expiatorios, cultos y grupos impenetrables.
Nos separamos. Para suprimir nuestros pensamientos y sentimientos negativos, tendemos a pintar ‘al otro’ de un color muy obscuro y le asignamos el papel de ‘villano’. Una vez que ‘el otro’ es percibido como villano, nos damos permiso de burlarnos, de molestar, de ser crueles, de atacar y aún de matar. Por lo tanto creamos un círculo vicioso, y tristemente, todos terminamos perdiendo. Todos terminamos sintiéndonos como extraños y solos. Nos falta una parte. Estamos incompletos.

La próxima vez que crtitiquemos algo ó a alguien, preguntémosnos si es por envidia ó por celos.

Si es envidia, tenemos la oportunidad de considerar planear cómo podremos nosotros mismos lograr algo semejante a aquello que admiramos. Por otro lado, podemos también considerar cómo poder aceptar nuestra propia realidad y al mismo tiempo celebrar el logro de nuestro prójimo.

Si son celos, ESCOGE RESPETAR y simplemente considerar cómo podría ser el simplemente tener envidia…

Quiero obsequiarles un poema muy sencillo y al mismo tiempo profundo. Esta bendición budista tibetana me ha servido de inspiración en varias épocas de mi vida, especialmente cuando me he sentido ‘menos que’:

“Que esté llena(o) de compasión amorosa
Que esté bien
Que esté en paz y comfortable
Que sea Feliz”